Auto-construirnos

Hace unos días recibí un correo de un suscriptor planteando una cuestión básica para quienes pretendemos hacer bioconstrucción. Sigue leyendo porque creo que merece la pena.

La casa y su entorno: el hábitat humano

Desde mi punto de vista, cualquier nueva forma de habitar este planeta tendrá asegurada su colapso si no asume que nada puede ser fuera de la trama de la vida.

Esta entrada, que será la segunda de las que compondrán la guía básica bioconstrucción para autoconstructores, quiere ser, a la vez, una modesta declaración de intuiciones en la que trato de posicionarme públicamente ante los síntomas, cada vez más evidentes, de que la próspera y eficiente civilización que creíamos estar construyendo no era tal.

Inmersos en un entorno residencial al que no estamos adaptados, la ética de la bioconstrucción se hace imprescindible como punto de partida de una nueva forma de habitar más consciente.

Una guía básica para la autoconstrucción

Por los comentarios que me siguen llegando casi dos semanas después, deduzco que el curso de introducción a la auto-bioconstrucción ha cumplido con creces las expectativas de los que decidieron asistir.

Y lo que es mejor, está sirviendo para aglutinar voluntades, capacidades, inquietudes e iniciativas.

Ahora que toca cuidar la semilla que allí se plantó, no se me ha ocurrido mejor manera de hacerlo que seguir contando a todo el que lo desee lo que ya compartí en el curso con este primer grupo de futuros auto-bioconstructores.

Más sobre la autogestión del hábitat

El pasado fin de semana se celebró la segunda jornada del curso de auto-bioconstrucción que impartí en Becerril de Campos (Palencia), como parte del proyecto de formación de mis amigos de In Agrum.

No me está resultando fácil terminar de despedirme de todo lo que aconteció allí.

Y es que el curso-encuentro dio mucho de sí.